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Investigación Ítalo Sifuentes Alemán
“En este instante una bala le hiere mortalmente en el pecho y le hace caer sobre la culata del cañón; pero el francés Pedro Dugué, no desperdiciará su tiro… Con terrible mirada de odio, y como maldición les escupe estas frases: ¡Viva el Perú! ¡Viva Francia! ¡Muera Chile! … Y esa frente que tan audaz se irguiera en el combate, se inclina hacia el frio granito del Morro Solar (Chorrillos), y ese espíritu entusiasta y generoso, se eleva en busca de la divinidad que preside la suerte de los combates, a clamar contra las veleidades de la Fortuna que protege en la tierra el crimen, dando casi siempre el triunfo a Caín sobre Abel”, escribió sentidamente Ernesto Rivas en Lima Revista de Ciencias, Literatura y Comercio, edición de abril de 1898. La defensa del Morro Solar tuvo lugar el 13 de enero de 1881, ello como parte de la ocupación de Lima por el ejército chileno.
A continuación, se comparte el texto y la página con la información publicada en abril de 1898:
Artículo de Ernesto Rivas.- “Pedro Dugué era uno de esos seres nacidos para la lucha sin descanso, dominado por su naturaleza impresionable y entusiasta por todo lo grande y lo noble. Nacido en la Bretaña (Francia), era hijo único de una familia que disfrutaba de regular posición, la que lo hizo educar en París hasta su mayor edad, en la que recibió el grado de Bachiller en Letras, carrera con la que había simpatizado su amor á lo bello. Fue entonces que perdió a sus padres, ahondando más esta desgracia la ruina de su patrimonio. Con lo poco que de los restos de éste pudo reunir, pasó a México, donde estudió ingeniatura, llegando a ganar el título de Agrimensor del Estado. La guerra separatista de 1860, le llevó á Estados Unidos de Norte América, donde su actividad e inteligencia prestó grandes servicios á el partido liberal con su profesión, así como su brazo a la justicia de la causa que apoyaba, recibiendo en uno de los combates grave herida en la cabeza. Fue en su convalecencia que leyó magníficas descripciones de la zona montañosa del Perú y la hoya del Amazonas, y absorto ante la exuberancia de esa naturaleza virgen, desconocida para él, determinó visitarla. Vino a ella, y su espíritu aventurero lo mantuvo siempre en continuos viajes a las selvas y los ríos, aumentando el tesoro de sus conocimientos. El amor procuró un poco de descanso a su agitada vida, y contrajo matrimonio con una compatriota suya, estableciéndose en el puerto fluvial de Iquitos. Disfrutaba los goces de su nuevo estado, cuando llegó a sus oídos el eco de los cañones alemanes retumbando en el seno de Francia, y más hijo que esposo, voló a defender a su madre patria. Regresa a Iquitos tras un año de ausencia y determina venirse a la costa del Perú, buscan- do más basto campo á su actividad. En Moyobamba pierde a su esposa y sigue solitario su camino hasta Cajabamba, donde se establece abriendo un taller de fotografía. Cajamarca fue de los primeros en enviar el tributo de sus hijos á Li- ma. El notable patricio Miguel Iglesias, organizó, con los naturales de ese departamento, una división, y con ella marchó a la marcial cita. Pedro Dugué venía en sus filas. No se avenía el carácter del bretón con la vida monótona de la sierra, y aprovechando la salida de una columna con la que Cajabamba contribuía a la guerra, se enroló en ella el mismo día que marchaba á Cajamarca a formar en la división”.

