Address
304 North Cardinal
St. Dorchester Center, MA 02124
Work Hours
Monday to Friday: 7AM - 7PM
Weekend: 10AM - 5PM
Address
304 North Cardinal
St. Dorchester Center, MA 02124
Work Hours
Monday to Friday: 7AM - 7PM
Weekend: 10AM - 5PM

Por Ítalo Sifuentes Alemán
Entre los principales líderes de la rebelión de 1780, contra el Imperio español, en territorio peruano, figura la cusqueña Micaela Bastidas Puyucahua, cuyas convicciones patrióticas se muestran a plenitud en la carta que, desde Tungasuca (Tinta), envió al gobernador José Torres el 15 de diciembre de ese año. Sus expresiones son contundentes: “Tenemos a nuestro favor las provincias de Urubamba, Paucartambo, las ocho parroquias, la de Quispicanchi, Paruro, Tinta, Lampa, Azángaro, Paucarcoclla, Carabaya, la ciudad de Chucuito y otras con innumerable gente; y estando en este estado, es preciso que salgan los ladrones o paguen con sus vidas. De la legalidad de usted espero no dé lugar a nada, sino antes acudir a un tan buen fin, de que resulta un beneficio común a este reino”.
En esta misiva, Micaela Bastidas pide la muerte para los monárquicos si estos no abandonaban los poblados bajo el control de su esposo, José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, cabeza de la insurrección en Cusco y legítimo descendiente del inca Túpac Amaru I. Él, por su poder de convocatoria, para luchar contra las huestes realistas reunió refuerzos en las jurisdicciones de otros caciques del Cusco; ella, se encargó de varios asuntos administrativos y decisiones políticas que se tomaron durante el conflicto. Fue consejera de primera línea y, a la vez, partícipe en el campo de acción durante los días de la rebelión junto a sus hijos Hipólito, Mariano y Fernando, familiares y vecinos cusqueños y de otras jurisdicciones. En su carta del 27 de noviembre de 1780 dejó constancia de su resuelta personalidad: “Todos los guardias españoles e indios, y espías puestos por orden de mi marido, don José Gabriel Túpac Amaru, darán paso franco a los que con este pase fueren, sin hacerles el más perjuicio; pena al que contraviniere esta mi orden del castigo que corresponde, y del mismo modo cuando regresen de la ciudad del Cusco para sus lugares. Tungasuca, 27 de noviembre de 1780, doña Micaela Bastidas”.
El 18 de mayo de 1781, luego de ser capturada junto a otros rebeldes, Micaela Bastidas fue ejecutada por los españoles. Por no delatar a otros insurrectos, le cortaron la lengua, ahorcaron y ultimaron a patadas en el cuerpo, según testimonios en los archivos de la “Audiencia del Cusco”.
Ese mismo día fue ahorcado y decapitado el líder de la rebelión, su esposo Túpac Amaru II, y los hijos de ambos, menos Fernando Túpac Amaru Bastidas, quien entonces tenía 10 años de edad y fue obligado por las autoridades virreinales a presenciar el crimen contra sus padres y otros rebeldes. Tenía once años de edad cuando fue capturado y desterrado a África, junto a otros familiares, entre ellos su tío Juan Bautista Túpac Amaru, siendo luego recluido en una prisión de Cádiz (España). Vivió hasta los 30 años de edad, 18 años después de la gran rebelión dirigida por sus padres. Así consta en la investigación de José Luis Ayala Olazábal, publicada en el 2012, la cual lleva por título “Este cautiverio y agonía sin fin. Fernando Túpac Amaru Bastidas”.
Más información en Historias ocultas, libro de investigación histórica

Alcalde provincial del Cusco, Luis Pantoja Calvo.