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Por Ítalo Sifuentes Alemán
Michel Dancourt Delion, hombre de prensa, editor, catedrático, investigador, entrega en 128 páginas la vida, pasión y obra de un inmortal del periodismo deportivo, especialidad en la que él mismo, al igual que otros colegas suyos, cuenta ahora con un amplio número de discípulos que, algún día no muy lejano, será similar en cantidad y calidad a los que tuvo o tiene Carlos Alfonso «Pocho» Rospigliosi Rivarola, fallecido en 1988, el 14 de octubre. Ya sea en las aulas, en la redacción, en la cabina de radio, en el set de televisión, ese es el merecido pronóstico para un profesional que, desde las primeras páginas, muestra la receta de todo logro: siempre es mejor jugar en equipo, y es por eso que tal vez, en su ilustrativa obra, cuenta con varios experimentados colaboradores y que, curiosamente, suman 9 figuras, todas rankeadas, logrando armar el once con él y con Pocho, sin duda jugando de arquero y capitán omnipresente en esta contienda editorial que, en la cancha imaginaria no verde sino color papel marfil, juntos se encargarán del impostergable ritual de intercambio de banderines con los antagonistas de turno, en este caso cientos de personas vestidos con la camiseta de lectores, sabiendo que con esa escuadra de lujo todos terminamos ganando, las cuatro tribunas y los parados a ras de campo, siendo la única forma de perder este encuentro el no contar con este multifacético libro en las bibliotecas respectivas. Multifacético porque ha sido elaborado con gran despliegue de los géneros periodísticos, con abundante investigación.
Así lo indica el autor de esta obra: “Esta investigación, que intentaremos narrar como se juega un partido de fútbol, en tres tiempos (además de los 45 minutos de cada etapa, en el alargue se suelen concretar situaciones tan hermosas y sorpresivas como remontadas históricas o cobros de dudosos penales que polarizan a la sociedad) no pretende, repetimos, emitir juicios de valor categóricos sobre el actuar del vecino de La Victoria que terminó haciendo un programa deportivo de televisión con formato de maratón, Gigante Deportivo”.
Efectivamente, Michel Dancourt Delion dividió su obra como un partido de fútbol, con su primer y segundo tiempo, y su respectivo alargue, es decir su tiempo extra, minutos adicionales en los que normalmente los contendores buscan en la cancha hacerse de la victoria, del empate, según sus horizontes; incluso, de la derrota, si hablamos del anti fútbol, de la criminalización de un juego que antes de la Edad Media nació en Europa con reglas flexibles y dispersas por región, hasta que en el siglo XIX se fue convirtiendo a nivel planetario en un deporte normado y reconocido como el deporte rey.
Magíster en periodismo y comunicación multimedia, Michel Dancourt Delion hace bien en definir su obra como un producto de investigación periodística su trabajo de rescatar la trayectoria de Pocho, personaje que “encierra una historia que no todos contaron y que, en todo caso, no se ha contado de la manera en que debería contarse… Para bien o para mal, es un referente en el periodismo deportivo peruano… No es la intención etiquetarlo, pero con su estilo peculiar, marcó época… Es uno de los pocos periodistas peruanos que profesionalmente participó en diez mundiales consecutivos, desde 1950 en Brasil, hasta el de México en 1986. Acreditado para Italia 90, la muerte se lo llevó en 1988. Participó en varios Juegos Olímpicos; Panamericanos, Sudamericanos, Eurocopas, Copas Libertadores y otros torneos”, informa el autor.
“Pocho fue un tirador de frases”, describe Michel Dancourt Delion, quien precisamente tomó una de ellas para titular su libro “Lo que le gusta a la gente”, en el que además refiere que Pocho hizo una carrera profesional “abrazado al ingenio y al buen olfato periodístico”, lejano al mundo de las estadísticas que tanto se usan hoy en día, como si el fútbol solo fuera un deporte de nemotecnia, de pizarra, y ya no solo de inspiración o de improvisación, en el sentido creativo, de choque de biotipos, de autoestimas cuajadas, de vergüenza deportiva, de honor al llevar la camiseta nacional en cada certamen.
Michel Dancourt Delion también refiere que Pocho tuvo la capacidad de conectarse con lo que el público andaba esperando. Que era un hombre que vino al mundo en medio de dos guerras mundiales, es decir que nació en 1930, el 23 de marzo, en el distrito de La Victoria. Que tuvieron que pasar 34 años de su vida para ver emitir su primer programa de Ovación en Radio El Sol, lo que afirma ocurrió el 11 de junio de 1964 y que, solo seis años después, Rospigliosi vio en 1970 coronada su inventiva y dedicación al trabajo cuando tuvo el privilegio de recibir de manos de Guillermo Cañedo, el presidente del Comité Organizador del Mundial de México 70, el trofeo que distinguió a Ovación como la mejor radio extranjera en transmitir dicho torneo.
Michel Dancourt Delion también acierta al cerrar las últimas páginas de su libro -recién salido de imprenta en febrero de 2025-, recogiendo para las nuevas generaciones el último artículo que Pocho publicó, aquello en agosto de 1988 en el diario El Nacional, es decir unos dos meses antes de fallecer. Tenía 58 años, y por lo que se lee en su artículo, titulado “Así fue mi operación”, el curtido periodista estaba concentrado en superar el cateterismo, en vivir muchos años más, tal vez ya no a todo galope, pero sin perder la vinculación con su familia, sus caballos y el periodismo. Ese artículo, que en agosto cumple 37 años, fue redactado por Pocho a partir de su experiencia como paciente del corazón internado en la clínica, “la misma donde operaron exitosamente a Lolo Fernández”, refirió, para luego mostrarse maravillado al constatar, durante su internamiento, el gran avance tecnológico médico. No así en la tecnología de las comunicaciones, en la que buscó novedades para lograr más cercanía con su público, los hinchas, de ahí que en ese artículo suyo confesara con pena que, tras viajar cien veces a Estados Unidos, no había logrado encontrar un equipo inalámbrico para sus transmisiones radiales “que sea capaz de traspasar las gruesas paredes del Estadio Nacional”, una de sus casas deportivas.
