Mesa de once: en 1870 periodistas reconocieron que en Perú así denominaban en clave al banquete con bebida espirituosa incluida

Investigación Ítalo Sifuentes Alemán

Una revisión de la prensa publicada en Lima en 1870, permite conocer que el domingo 5 de junio de ese año los residentes italianos pertenecientes a la Compañía de Bomberos Voluntarios Roma N° 2 (creada en Lima el 15 de abril de 1866) se reunieron «para hacer sus ejercicios de bomba, y en seguida regalarse con un agradable banquete, o mesa de once, como a la criolla llamabamos a esa clase de mesas, en que no entrando los suculentos guisos, que el arte culinario reserva para las comidas de fondo, se presentan manjares especiales para despertar el apetito hacia los espirituosos licores… No habría inconveniente en llamarla Literatura espirituosa».

Según el Diccionario de Americanismos, once es una expresión chilena y colombiana que se utiliza como sinónimo de comida o para señalar la hora de la comida que se sirve por la tarde.

Tal como en 1870 se difundió en la prensa limeña con el título Un brindis profético, para los peruanos once es una expresión en clave que alude a banquete, ello porque durante las reuniones gastronómicas estaban incluidos «los espirituosos licores» (palabra que en singular lleva once letras), entre los cuales se encontraba el aguardiente, uno de los destilados elaborados en esa época.

En 1893, es decir veintitrés años después de publicada la expresión Mesa de once en la prensa limeña, el tradicionista Ricardo Palma publicó en Barcelona su relato titulado «Aceituna, una», en la que respecto a al término once, dice:

«Como iba diciendo, en los tiempos de Cerezo era la aceituna inseparable compañera de la copa de aguardiente; y todo buen peruano hacía ascos a la cerveza, que para amarguras bastábanle las propias. De ahí la frase que se usaba en los días de San Martín y Bolívar para tomar las once (hoy se dice lunch, en gringo): -Señores, vamos a remojar una aceitunita. Y ¿por qué -preguntará alguno- llamaban los antiguos las once, al acto de echar después de mediodía, un remiendo al estómago? ¿Por qué? Once las letras son del aguardiente/Ya lo sabe el curioso impertinente«.